El 12 de enero, el presidente de estadounidense Barack Obama pronunció ante el Congreso de ese país su último discurso del Estado de la Unión. En esta ocasión, la intervención del presidente estuvo, en su mayor parte, dirigida al pueblo estadounidense y no sólo a la atención de los legisladores, como es tradición; situación que responde al inicio del próximo proceso federal electoral. Durante la exposición, Obama habló sobre los logros de su administración, pero con un llamado a que perduren en el futuro de EEUU, independientemente de la posición partidista del próximo presidente y del partido mayoritario en el Congreso. Lamentó que, al entrar en un año electoral, la culminación de sus propuestas pueda ser más difícil, por lo que exhortó a los legisladores a trabajar conjuntamente en los temas pendientes. En cuanto al futuro del país, reconoció que la división partidista ha empeorado durante su gestión, pero expresó su confianza en las bondades del cambio político. En el ámbito de la política exterior, llamó al apoyo de una nueva estrategia: mantener el liderazgo de EEUU.
Usualmente, el discurso del Estado de la Unión da cuenta de los hechos cumplidos y formula el diagnóstico sobre el país, a la par de presentar la agenda del gobierno, así como las propuestas legislativas, para el año que inicia. De conformidad con el Artículo II, Sección 3, de la Constitución de Estados Unidos, el presidente tiene la obligación de informar con regularidad al Congreso sobre el Estado de la Unión, recomendando las medidas que él estime necesarias y convenientes. Al respecto, es de resaltar que la Constitución de ese país no establece un periodo fijo para que el informe sea presentado. En cuanto a la práctica, el discurso se presenta por lo regular en el mes de enero y reúne a los tres poderes de la Unión.