Tras una pausa de casi dos meses en las conversaciones de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vigente desde 1994 con Estados Unidos y Canadá, la semana pasada se reanudaron los trabajos donde se vislumbra un posible acuerdo trilateral para finales de agosto en un contexto de constante incertidumbre, tras la imposición de aranceles a México y Canadá al acero y el aluminio por parte de Estados Unidos a finales de mayo; la sucesión presidencial en México; y las expectativas sobre la nueva conformación del Congreso estadounidense tras los comicios del próximo noviembre.A casi once meses de haber iniciado las conversaciones de renegociación, estas se han enfrentado ante diversos dilemas sobre su supervivencia, alcances y límites. En este sentido, podríamos aseverar que las reglas de origen en el sector automotriz; los mecanismos de solución de controversias; y la Cláusula de terminación (sunset clause), representan los puntos más álgidos de la renegociación. En consecuencia, un eventual pacto tripartito debería de satisfacer y acomodar las exigencias de los tres países en estos rubros. No obstante, existe suficiente evidencia para señalar que las condiciones actuales son distintas a las de hace casi un año cuando iniciaron las negociaciones y por ende, los incentivos e intereses del gobierno estadounidense también se han visto transformados.
NAFTA: resume of negotiations, elections in Mexico and the prelude of a new tripartite agreement
After a break of two months of talks on renegotiation, the North American Free Trade Agreement (NAFTA), in force since 1994 with the United States and Canada, last week resumed where a possible trilateral agreement is envisaged for the end of August in a context of uncertainties after the imposition of tariffs on Mexico and Canada on steel and aluminum by the United States; the presidential succession in Mexico; and expectations about the new conformation of the US Congress after the upcoming elections next November. Almost eleven months after starting the renegotiation talks, they have faced various dilemmas about their survival, scope and limits. In this sense, we could assert that what concerns the issue of rules of origin in the automotive sector; dispute resolution mechanisms; and the termination clause (sunset clause), provision through which the NAFTA automatically expires after five years (unless the three parties explicitly decide to keep it in force), represent the most critical points of the renegotiation. Consequently, an eventual tripartite agreement should satisfy the requirements of the three countries in these areas. However, there is enough evidence to indicate that the current negotiation conditions are different from those of almost one year after they were initiated, and therefore, the incentives and interests of the US government have also changed.