En Nigeria, el país más poblado del continente africano, la milicia islámica fundamentalista Boko Haram reivindicó el 5 de mayo pasado el secuestro de más de 270 niñas y adolescentes sustraídas de una escuela secundaria ubicada en la localidad de Chibok en estado de Borno. Aunque algunas de ellas lograron escapar, en un video al que distintos medios de comunicación internacionales tuvieron acceso, el líder de la milicia, Abubakar Shekau, advirtió que vendería como esclavas a las que aún mantiene o mantenía cautivas. Ese mismo día, terroristas identificados con Shekau atacaron con un despliegue brutal de violencia la localidad de Gambaru Ngala provocando el éxodo de una importante comunidad nigeriana que la habitaba a la república vecina de Camerún y cobrando la vida de entre 200 y 300 personas. Durante la noche, otros supuestos integrantes de esta organización armada entraron al pueblo de Warabe en donde secuestraron a otras ocho niñas de entre 12 y 15 años. Evidentemente la indignación nacional e internacional no se hizo esperar. Tanto la condena unánime por esta práctica cobarde e inhumana como el llamado a la comunidad internacional para castigar y neutralizar a este grupo terrorista han colmado las páginas de la prensa y atraído la atención de la opinión pública internacional. Sería un error, sin embargo, considerar este evento como un hecho aislado y descontextualizarlo de un marco general de ingobernabilidad, corrupción, inseguridad, y pobreza que especialmente en el norte del país ha venido ayudando a fortalecer la hostilidad entre grupos religiosos y étnicos que desde hace por lo menos una década vienen desafiando a las instituciones del Estado. En consecuencia, el objetivo de esta nota de coyuntura es bifronte. Por un lado, examinará los hechos referidos contextualizándolos en una historia de radicalización y conformación de grupos radicales de carácter islámico en el norte del país poniendo énfasis en sus vínculos internacionales. Por el otro, dará cuenta del surgimiento, desarrollo y ubicación actual de Boko Haram en el escenario nacional y regional.