El impacto humanitario de las detonaciones de armas nucleares representa uno de los temas más importantes de la agenda de seguridad global del Siglo XXI , y uno de los asuntos que crecientemente ocupan el centro de las deliberaciones sobre desarme y no-proliferación nuclear. Sin embargo, el tema evoca una vieja reclamación de buena parte de la comunidad internacional: la limitación y eventualmente proscripción de las armas nucleares. La primera resolución de la Asamblea General, en 1946, abordó precisamente el tema de la energía atómica y la desnuclearización. Sin embargo, después de casi siete décadas, lejos de avanzar en este objetivo, los analistas coinciden en que los arsenales nucleares han venido proliferando. Asimismo, la Conferencia de Desarme, foro creado por las Naciones Unidas en 1979 para negociar multilateral y paulatinamente el desarme, no obstante haber convenido en importantes instrumentos internacionales en la materia , ha sido incapaz durante los últimos 15 años de aprobar un programa de trabajo.
En consecuencia, ante un escenario que no permite negociar de manera efectiva instrumentos internacionales que proscriban el armamento nuclear al interior del sistema de Naciones Unidas, surge la aproximación humanitaria hacia el Desarme Nuclear, el espíritu que mueve a esta iniciativa y que se ha visto reflejado en Noruega y recientemente en México. México junto con Austria y Noruega retomaron en 2012, un proyecto de resolución para desmontar obstáculos y avanzar hacia la meta de lograr un mundo libre de armas nucleares