Los países de la región enfrentan muchos retos similares, como lidiar con los efectos de la pandemia del COVID-19, los todavía altos niveles de inflación, un flujo migratorio creciente, tensión social, búsqueda de la solución pacífica de conflictos, las consecuencias de la guerra en Ucrania en las cadenas de suministro, los intentos por encontrar la vía para el crecimiento económico y el bienestar de las personas y, con frecuencia, el desencanto con los gobiernos en turno.