El pasado 18 de noviembre, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, disolvió la Cámara de Representantes o Shugi-in y convocó a elecciones anticipadas. Según los analistas internacionales, la medida responde a la entrada en recesión de la economía nacional y a la considerable reducción del consumo interno derivada del aumento del 5% al 8% del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que entró en vigor durante el mes de abril. Cabe señalar que las elecciones se celebrarán dos años antes de lo previsto, pues la legislatura actual terminaría su periodo en 2016.
Abe afirmó que tomó la decisión con la finalidad de clarificar la estrategia de crecimiento económico que seguirá su gobierno. Sin embargo, una encuesta de la agencia Kyodo ha reportado que el 63% de los japoneses no entiende la medida. En respuesta, Abe afirmó que renunciaría en caso de que su coalición, liderada por el Partido Liberal Democrático, no obtuviera la mayoría simple en las elecciones anticipadas. No obstante, los analistas internacionales consideran poco probable que ocurra tal escenario, pues los partidos de oposición no parecen contar con suficiente apoyo.
Este impasse puso a Japón en primer plano en la arena internacional, pues su recaída económica puso en duda la recuperación de la economía mundial. Por ello, el objetivo de la presente nota de coyuntura está encaminado a exponer las razones detrás de la polémica decisión de Abe, no sin antes contextualizar la peculiar situación política y económica por la que atraviesa el país. Posteriormente, se analizará el impacto de esta medida en las economías japonesa y mundial y, finalmente, se realizará un ejercicio de prospectiva explicando los posibles escenarios que podrían presentarse luego de las elecciones anticipadas que se celebrarán el próximo 14 de diciembre.