La elección convocada por Theresa May esta primavera dio otro vuelco al ya vertiginoso e impredecible proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Al invocar el Tratado de Lisboa en abril de este año, el Reino Unido accedió a pactar su salida del bloque europeo durante un periodo no mayor a los dos años, temporalidad durante la cual se debían de acordar todos los nuevos lineamientos de la relación. Entre éstos, destacan como especialmente problemáticos la migración, el comercio y los lazos económicos, así como lo que se espera a futuro de ambas partes. La decisión tomada por la sociedad británica en el histórico referéndum del verano de 2016 y su legitimación por la Primera Ministra Theresa May dieron comienzo a un nuevo capítulo de complejidades políticas, diplomáticas y económicas cuyas consecuencias no podrán ser determinadas en su totalidad por muchos años. Hoy, los primeros encuentros de los equipos de negociación evidencian lo poco preparadas que estaban ambas partes para un proceso de separación.