A pocos días de que Emmanuel Macron tomara posesión como el Presidente de Francia, el 18 de mayo presentó la hoja de ruta que seguiría su administración durante los primeros seis meses. El documento contiene las reformas a implementar y enfatiza en la pronta aprobación de dos en particular: el proyecto de ley “para la moralización de la vida pública” y la reforma laboral, la primera para combatir la corrupción política nacional y la segunda para reactivar la economía francesa y combatir el desempleo que ya afecta al 10% de la población activa. A la par del inicio de los trabajos en ambos temas, el Gobierno de Macron además ha comenzado a trabajar en la reforma sobre seguridad y combate al terrorismo, además de la reducción en los gastos públicos. Sin embargo, a pesar del gran apoyo y confianza que obtuvo del electorado durante los comicios presidenciales y los legislativos, su popularidad ha descendido en 10 puntos porcentuales durante su primer trimestre de gobierno, algo inusual si se compara con los mandatos salientes. Según los analistas, esta caída en la popularidad de Macron se debe a que su Gobierno ha iniciado su labor con una tendencia autoritaria y con baja comunicación hacia los otros órganos de gobierno.