En un contexto internacional de hegemonía decreciente y una interdependencia cada vez más profunda, Estados Unidos recurrió al multilateralismo durante la administración Obama para mantener su liderazgo a nivel global por medio de una participación más intensa y sistemática en instituciones internacionales. La consolidación de regímenes internacionales, específicamente el régimen relativo al combate al cambio climático contenido en el Acuerdo de París, ofreció los incentivos necesarios para que el país considerara provechosa su participación en él y, al mismo tiempo, regular el comportamiento de otros países en el proceso.